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Conociendo a nuestros hijos

Los principales logros que vamos a observar en nuestros hijos están relacionados con el desarrollo de su autonomía, en cómo comprenden el mundo que les rodea y en la forma de actuar en él. El niño pequeño que necesita del adulto para alimentarse, comer y salir a pasear se convierte en un adolescente que puede cuidar de sí mismo y relacionarse con los demás sin problemas. A lo largo de la infancia el niño adquiere, además, la capacidad para controlar su propia conducta en función de los puntos de referencia que ha ido teniendo. Sus capacidades cognitivas, motoras y afectivas se transforman permitiéndole configurar su forma de pensar, actuar y sentir. Hasta los 2 años los cambios más relevantes están relacionados con sus movimientos. La forma de moverse se perfecciona y cada vez es más capaz de realizar tareas que requieren una mayor precisión. Con la aparición del lenguaje surgen nuevas potencialidades que le permiten procesar lo que escucha y expresarse. Entre los 2 y los 6 años nos encontramos en un momento importante para el desarrollo del autocontrol y la autonomía. El niño puede pensar sobre lo que le sucede, establecer relaciones entre su comportamiento y las consecuencias que recibe. Adquiere los hábitos básicos que le permiten vestirse, asearse, comer... sin la constante ayuda del adulto. En estos momentos las normas se convierten en puntos esenciales para su desarrollo. A partir de los 6 años los cambios en el pensamiento son los más significativos. Poco a poco podrá realizar operaciones más complejas, separándose de la percepción inmediata para integrar el conocimiento y su propia experiencia. Mejoran en su capacidad para adoptar otros puntos de vista, organizar diferentes contenidos, razonar, planificar y resolver problemas. A continuación encontrarás algunos de los cambios que se producen durante la infancia. Ten en cuenta que aunque podemos hablar de unas características comunes, lo cierto es que cada niño lleva su propio ritmo y es esencial que se respete si queremos contribuir en su proceso de maduración.

De los 0 a 2 años

Comprensión de las normas
El bebé no va a entender las normas. Poco a poco irá comprendiendo los mensajes y entenderá que algo pasa cuando el adulto le dice que no, le habla más alto o le coge un objeto que él tiene. Paulatinamente irá aprendiendo el significado de órdenes sencillas: «no se toca», «dame eso», «ven aquí»... y al final de esta etapa, comprenderá la mayoría de los mensajes. La aparición del lenguaje supondrá un importante avance en la comprensión del mundo que le rodea. No siempre acepta que le digamos que no, llora y se enfada cuando le retiramos de algún lugar peligroso.

Autonomía personal 
El bebé recién nacido depende totalmente del adulto. El desarrollo de sus movimientos le va a permitir relacionarse con el exterior: descubre su cuerpo, quiere coger cosas, desea sentarse, rodar, desplazarse... Y todo esto le va a permitir realizar algunas conductas de manera más autónoma (cuando gatee o ande ya no necesita del adulto para moverse por la casa, por ejemplo). También aprende a agarrar el biberón, la cuchara (aunque al principio se manche mucho), el vaso.

La relación con los demás
El bebé demuestra desde muy pequeño que tiene interés por las personas: prefiere mirar una cara que cualquier otro objeto, reconoce a su padre/madre y sonríe cuando le ve. Le gusta estar con otras personas, fundamentalmente con los adultos que le cuidan, y a medida que aumenta el interés por el medio le gustará estar con otros niños.

Puede: hacer pocas cosas por sí mismo, aunque poco a poco es capaz de realizar algunas conductas de manera muy sencilla: intenta ponerse los zapatos, lavarse en el baño, comer por sí mismo.

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