Nuestra casa, la importancia del entorno.
La forma en que estructuramos el tiempo y el espacio es mucho más importante
de lo que creemos. El hogar es el entorno más inmediato del niño y a través de
las actividades que realiza en él, de los objetos que maneja y de las personas con las
que convive tu hijo estructura su mente, empieza a tener nociones sobre el tiempo
y sobre las cosas.
Como veremos más adelante, el horario es imprescindible a la hora de educar.
Cuando las actividades se repiten día tras día, el niño entiende que hay una secuencia
lógica y aprende a anticipar qué actividad viene después y a prepararse
para llevarla a cabo. Seguramente, cuando tu hijo era un bebé, empezaba a llorar de
hambre al segundo de haberle sacado de la bañera, porque tú le enseñaste que después
del baño venía la cena.
Lo mismo ocurre con las demás actividades. Lo normal es que un niño que
sabe lo que viene después no tenga demasiados problemas en cambiar de actividad.
Sabe que después de cenar se irá a la cama y lo vive con naturalidad porque así ha
sido desde que ha nacido.
Por eso, cuando no existe un horario fijo y cada día se actúa de una manera
diferente, los niños no poseen ese referente que les permite anticipar lo que viene después. En esos casos es normal que surja el conflicto, pues los niños dependen
de la voluntad cambiante del adulto y no de una estructura clara a la que habituarse.
No haber tenido un horario hasta el momento puede deberse a múltiples causas,
pero eso no significa que no estemos a tiempo de intentarlo en la actualidad.
Los niños, sobre todo si son pequeños, se adaptan fácilmente a los cambios, sobre
todo si contribuyen a que se sientan mejor.
Algo parecido sucede con el orden. Al niño, por ejemplo, le resulta mucho más
fácil irse a dormir si lo hace siempre en el mismo sitio y con unas condiciones ambientales
similares. Tener su cama, sus muñecos, etc., le ayudan a sentirse seguro.
Si las rutinas son algo habitual en su vida, surgen menos dificultades cuando
se introducen cambios.
Si sabes dónde guardas las cosas, si encuentras lo que necesitas para funcionar,
si dedicáis un tiempo a ordenar, etc., tu casa se convertirá en un buen referente
para que el niño pueda desenvolverse sin problemas.
Pero si todo está tirado, si nunca encuentras nada, si pierdes cantidad de tiempo
buscando las cosas..., te sentirás fatal y tu hijo se encontrará totalmente desconcertado.
Con estos referentes es como si estuviéramos amueblando su mente, poniendo
las estructuras básicas a partir de las cuales se puede sentir seguro e ir afrontando
nuevas situaciones con confianza.
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